¡Foco rojo! ¡Foco rojo! Pasar hambre para bajar de peso es lo peor que puedes hacer por ti. Es típico que antes de un evento o viaje queramos perder varios kilos de jalón. El problema es que no es nada sano. Si bien es cierto que el principio para perder grasa es tener un déficit calórico, este déficit nunca debe de ser excesivo. Cuando se nos pasa la mano con el recorte de calorías, todo puede salir mal.
Un concepto fundamental: metabolismo basal y déficit calórico
El metabolismo basal nos indica la cantidad de calorías que tu cuerpo quema al día para mantener sus funciones normales. Este es el número que vas a usar como referencia para medir el déficit calórico al que se puede someter tu cuerpo. Se trata de reducir entre 200 y 300 calorías. Y nunca mucho más, porque si te excedes puedes caer en la tumba metabólica.
Cuidado: la tumba metabólica
Cuando hacemos una dieta demasiado restrictiva durante un tiempo muy prolongado, nuestro cuerpo empieza a acostumbrarse. ¿Esto qué quiere decir? Empieza a disminuir la cantidad de calorías que usa al día para cumplir con sus principales funciones. Entra en un estado de supervivencia para enfrentar el hambre que consiste en almacenar toda la grasa posible y quemar lo menos que pueda. Lo que suele ocurrir con las dietas milagro, como una dieta de 500 kcal diarias, es que al principio bajamos muchísimo de peso (y lamento informarles que casi todo lo que perdemos en ese periodo es agua) y luego nos estancamos porque nuestro metabolismo se hace más lento.
El famoso efecto rebote
Cuando nos estancamos es más probable que nos rindamos. Las personas que llegan a la tumba metabólica, pasan hambre y no ven resultados, por lo general tiran la toalla. Vuelven a la dieta que tenían antes de empezar a recortar calorías de pronto y ¡pum! Suben muchísimo de peso. Su organismo ya se había acostumbrado a vivir con menos calorías y una cantidad que antes era normal ahora es demasiado.
Momento de ir con los expertos
Recuperar tu metabolismo es posible. Pero definitivamente no es tan fácil como dañarlo. Si te sientes identificado con comer poco y no bajar de peso, es momento de acudir a un profesional de la salud que pueda decirte si tu metabolismo está funcionando más lento de lo que debería. De la mano de tu nutriólogo, vas a necesitar recurrir a ciertas estrategias, como la dieta de mantenimiento, para que tu metabolismo recupere su ritmo.
Un metabolismo lento no solamente tiene el efecto de que engordamos con mayor facilidad. También tiene repercusiones en lo más importante: estar sanos. Así que no dejes de atenderlo. El cuerpazo no vale la pena si te llevas tu salud entre las patas; y lo que rápido llega, rápido se va. Así que confía en el proceso, el peso se pierde poco a poco y esos kilitos que no te encantan también son parte de ti, al menos en cierto momento. Vive este estilo de vida con amor propio, ¡y que el ejercicio sea siempre una celebración de tu cuerpo! Se trata de mejorar poco a poco, pero también de hacer las paces con cómo nos vemos en cada etapa.